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El papel del agua en la lucha contra el cambio climático


El agua está en el centro del desarrollo sostenible. Resulta fundamental para el desarrollo socio-económico, unos ecosistemas saludables y la supervivencia humana.

El agua es uno de los ejes principales en la lucha contra el Cambio Climático, sirviendo de nexo entre el sistema climático, la sociedad y el medioambiente. Hacer posible que todos los habitantes del planeta tengan acceso al agua potable de una manera universal y equitativa para el año 2030 es el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible establecido por Naciones Unidas.

Este es el complicado desafío al que debemos enfrentarnos, pero para el que ya puede que tengamos solución. Ligar las políticas, gestión y planificación del patrimonio y recursos hídricos a la sostenibilidad y escenarios deseables socio-económicos y territoriales a medio y largo plazo. Con la visión puesta en esta fórmula, han surgido ideas que favorecerán una gestión más eficaz y controlada de este recurso tan preciado:

  1. Dejar de usar el agua para vehicular y deshacerse de residuos urbanos e industriales.
  2. Realizar saneamiento urbano en seco, con tratamientos térmicos y otros de mineralización in situ.
  3. Separar en las redes de abastecimiento el agua de boca o potable de otras aguas de menor calidad.
  4. Separar en las redes de saneamiento las aguas residuales urbanas e industriales y las pluviales.
  5. Tender a la llamada autosuficiencia (lo que ya es viable para la electricidad).
  6. Utilizar más el agua verde y menos la azul en agricultura.
  7. Control de la huella hídrica.



El papel de las ciudades

Gobiernos nacionales y locales han de ser los catalizadores del cambio real en estos hábitos de gestión y consumo. El rol del reciclado y la reutilización del agua para evitar su uso descontrolado tiene en este escenario una oportunidad. Una oportunidad para demostrar que actuando de manera innovadora puede haber agua para todos reduciendo las tasas de estrés hídrico.

Son las ciudades las que deben promover el desarrollo sostenible con la integración y la puesta en marcha de estas iniciativas. Y cuando hablamos de ciudades, hablamos tanto de gobiernos, empresas como de ciudadanos. Una de las soluciones más directas que permitirán la introducción de sistemas de medición y mejora de eficiencia en el uso del agua es a través del cálculo de la huella hídrica, que permite conocer en qué actividades productivas y sectores empresariales consumimos más agua y dónde podemos reducir su consumo, generando sensibilización sobre nuestros consumos hídricos, dando a conocer el consumo diario de agua y los problemas de contaminación y distribución de agua a lo largo de toda la cadena de valor de los bienes y servicios. Su uso generalizado constituye un elemento imprescindible para la eficiencia de este preciado recurso y la consecución del desarrollo sostenible.


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